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Despertarte una hora antes para degustar en la mesa de la cocina la última novela mientras bebes a cortos sorbos un café con leche bien caliente, doblar la esquina de la página donde acabó tu sesión de lectura, oler sus páginas cada vez que estrenas libro. El placer de la lectura siempre ha estado acompañado de un ritual que convierte en aún más íntima y sensorial la experiencia.

La biblioteca indiscreta

“Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma”, decía Cicerón. Y desde antes de la República Romana hasta nuestros días, la biblioteca se ha convertido en el lugar de la casa que cuenta más cosas sobre ti. Hogares que forran una de sus habitaciones de estanterías creando un espacio donde rendir culto a su colección, familias que distribuyen estratégicamente baldas por todas las piezas de la casa en un orden cuya lógica solo ellas mismas son capaces de descifrar, trasteros que rebosan lomos de libros como si de la ola de tsunami se tratara. Lo cierto es que son muchos los que piensan que desprenderse de un libro leído es como hacerlo de un recuerdo, pero también hay otros que ven un ser en evolución, cuyas páginas se enriquecen pasando de mano en mano.

La lectura no entiende de normas. Hay quien subraya el libro y quien lo conserva inmaculado, quien lo forra y quien lo fecha, quien esconde en sus páginas el tique de compra, quien no lee la solapa hasta que lo ha acabado o quién consulta cada referencia aprovechando la conexión a Internet de su lector electrónico. Manías para unos, pura celebración para otros, estos hábitos también hablan de sus propietarios.

La familia que lee en compañía permanece unida

Como de esa familia que se reúne en el dormitorio infantil para leer un cuento mientras el niño mira con ojos asombrados sin ninguna intención de conciliar el sueño, o de esa otra que se reparte el sofá del salón para disfrutar de la tarde del domingo en un reconfortante crujir de páginas. O las parejas que comparten sus sensaciones con más lectores, tertulias literarias que se prolongan hasta altas horas de la noche como el mejor de los colofones a una cena de sábado entre amigos.

Pero el de la lectura es un hábito sobre todo íntimo. Hay quien es lo primero que busca cuando estrena casa, y solo cuando se visualiza junto a esa ventana de luz vespertina abrazado por su butaca orejera la siente como su nuevo hogar. Otros prefieren mullirse en la almohada para convertir esa última hora en la mejor del día, pero quizá tú seas de esos que pasea el libro por toda la casa para no desaprovechar ninguna oportunidad de lectura renovando una vez más la firme promesa de “sólo hasta que acabe el capítulo”.

¿El próximo libro?

• La pequeña cerillera, de Hans Christian Andersen (Anaya, 2004). Triste pero revelador. El maestro danés de los cuentos enmarca en la Noche Buena una historia llena de magia y ternura que acompaña la infancia desde hace casi 200 años.
• Mujercitas, de LouiseMayAlcott (Lumen, 2014). A toda una generación de españoles se les empañó la mirada frente el televisor con la célebre película Elizabeth Taylor, pero la de las hermanas March sigue siendo una enriquecedora historia de amor fraternal y superación.
• El club de las zapatillas rojas, de Anna Punset (Montena, 2013). Un auténtico superventas entre las lectoras menores de 15 años. Esta colección de libros que narra las aventuras de cuatro jóvenes les engancha desde la primera página.
• Desayuno en Tiffany’s, de Truman Cappote (Anagrama, 1990). Siempre es un buen momento para recuperar a uno de los observadores más ácidos de la sociedad americana. Un retrato tierno y duro de Holly, una dulce estrella de la noche que se relaciona con una variopinta fauna neoyorquina mientras sueña con otra vida.
• El último día de Terranova, Manuel Rivas (Alfaguara, 2015). La prosa poética del autor gallego desembarca en una librería donde se citan amores y libros prohibidos, un alegato contra la barbarie.
• El secreto de la modelo extraviada, Eduardo Mendoza (Seix Barral, 2015). Nueva entrega de la saga del hilarante detective loco sin nombre del genial autor catalán. Diversión asegurada en la resolución del asesinato de una bella modelo.
• Los besos en el pan, Almudena Grandes (Tusquets Editores, 2015). Historias robadas a la España del siglo XXI, personajes agazapados tras la puerta del vecino y vidas que luchan por hacer del mañana un día mejor.
• Una pasión rusa, de Reyes Monforte (Espasa Libros). Premio Novela Histórica Alfonso X El Sabio 2015, narra la trayectoria de Lina, la madrileña casada con el maestro Serguéi Prokófiev, junto al que se relacionó con la intelectualidad de principios de siglo XX y vivió la crueldad del estalinismo.
• La guerra no tiene rostro de mujer, Svetlana Alexiévich (Debate, 2015). Uno de los descubrimientos literarios del año para muchos lectores. Gracias al Nobel de literatura conocemos a esta autora bielorrusa cuyas crónicas ayudan a entender la historia europea más reciente.
• La chica del tren, de Paula Hawkins (Planeta, 2015). Uno de los bestseller del momento nos habla de cómo la vida del más anodino de los ciudadanos puede dar un vuelco extraordinario.
• La poesía de los números: cómo las matemáticas iluminan mi vida, de Daniel Tammet (BlackieBooks, 2015). Libro para lectores avezados que recopila en diferentes ensayos la relación de las matemáticas con la vida cotidiana.
• Los combates cotidianos, de Manu Larcenet (Norma Editorial, 2009). Siempre es una buena oportunidad para recuperar una de las novelas gráficas más influyentes de los últimos años: un retrato generacional de los europeos nacidos en la década de los 70 y 80.
• Contrato con dios, de Will Eisner (Norma Editorial, 2007), creador del antihéroe Spirit, es uno de los autores clásicos del comic, en 1976 inicio esta trilogía enmarcada en la Gran Depresión neoyorquina y que es considera por muchos antesala de la gran novela gráfica.

FUENTE: https://blog.anida.es/dime-como-lees-te-dire-como-vives/